sábado, 7 de junio de 2008

ME DUELE TU SILENCIO








Muchas veces quedamos sumidas en una gran pena cuando alguien no nos llama, o cuando esperamos que nos agradezca algo que hicimos… y de esto hablaremos.

Cuando tenemos un amor siempre esperamos que nos llame, que nos diga cosas bonitas, y que nos digan que nos extrañan cuando no están con nosotras. Pero lo pasamos mal cuando no nos llaman, cuando no responden al teléfono, y no dan señales de vida. El mundo entero se detiene para nosotras, miramos el teléfono y cada hora pasa más lentamente, y así los días, esperando esa bendita llamada que no llega…


Es en estos momentos cuando debemos darnos cuenta de que nadie vive a nuestro ritmo personal, cada cual tiene sus propias prioridades, que pueden ser diferentes a las nuestras. Puede que nosotros no seamos lo principal de su vida, ¿y duele, verdad? Pero es así, y debemos asumirlo.

No es fácil, claro que no, porque él estaba en todas nuestras cosas, en nuestros planes… y la distancia no nos hace más fácil la tarea. Para estos casos sólo nos queda preguntarnos qué está pasando, escribirle preguntando qué ocurre que seguramente algo nos responderá.

Pero, por lo general, cuando nos dejan sin razón alguna suele ser porque algo o alguien ha ocupado nuestro lugar.
Es mejor enfrentarse a la situación y volver a comenzar.

No, no es nada fácil, hay que hacer muchos esfuerzos para superar esas pérdidas, no es algo de un día para otro, es algo largo, de ahíí la frase de Pablo Neruda “Es tan corto el amor y tan largo el olvido”.

Así es amigas, sólo entre todas podemos ayudarnos en consejos y palabras que nos alienten, pero no es fácil olvidar un amor, y mucho menos cuando desaparece sin decir nada, eso es muy cruel.
(Es algo muy dificil de superar)






Puede que a un amigo o una amiga le entreguemos todo nuestro cariño, sin escatimar esfuerzos para que nada le falte en su vida, y que con el tiempo descubramos que sólo nos ha utilizado.

Y puede que te encuentras cansada, agotada de tanto dar sin recibir más que migajas a cambio. Ese es el momento de mirar tu espejo y decirte “¡Basta, basta de ser la boba, la tonta útil para que otras se beneficien con tus cosas!”

Lo material es secundario, pero es lo afectivo lo que más duele. Y hay que saber superarlo, no es justo que vivas aconsejando o enviando lindas postales, saludos y cariños sin que disponga de un minuto para ti para al menos decir “Hola, ¿cómo estás?”.

Llegadas a ese punto es cuando debemos cambiar nuestras perspectivas de la vida y dar a quien merece dar, y alejarse de quien no sabe y no supo apreciar nuestra persona. Como ven, son dos aspectos diferentes, el amor y la amistad.

Siempre habrá alguien que nos respetará y sabrá valorar lo que somos y lo que entregamos.




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